viernes, marzo 02, 2007

La piel no es límite


Entró una lágrima de sol


cayó a los pies de mi cansancio


se deslizó por mi respiro


hasta abrirme en pedazos


y despertar una sonrisa de luna


que salio de mis ojos noche


no, no me limita la piel



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Azoteas de entresueños


emergen vuelos y secretos


bienvenida muñeca de metal


a todas las azoteas k se llueven


en los techos de los puertos


puertos sin nombre


barcos sin puerto


azoteas de entresueños


estrelladas de miradas



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Derrame de instantes congelados


y llego el momento en que giraste el alma


y miraste hacia la huida


la mía también giró


se enrolló en la espiral de una lucidez puntiaguda


dolorosa y cauta


llego a las orillas del mundo


donde comienzan mis ojos


a silbar versos


de universos posibles


corazón armado


palabra viva


hoy todos los poemas


están hechos para el mundo


un mundo otro


muchos pequeños posibles


resultan un imposible


detener la cotidianidad


pekeños paréntesis en la urbe


derramando


instantes


descongelandolos


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Hoy la poesía esta mojada
Caen por sus palabras gotas saladas de días pequeños
Noches heladas y haladas
Las estrellas, puntos suspensivos
La luna, un inmenso punto aparte
Los barcos, palabras que flotan esperando partir a algún puerto
Esta noche todo confabula para deleitarse entre oleajes y lunas
Las letras se sumergen en pausas liquidas
No hay sonido que pueda con la espuma que baila sobre las rocas
tantos secretos susurrados en cada marea
Solo queda sumergirse en silencio
Callar e irse
Desaparecer…



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El camino a casa esta vestido de mar
Me masajean el alma las olas tremendas
Bravas melodías
De ese otro universo
Que nos curosea cada día
Dije alguna ves universos paralelos
Hoy digo universos simultáneos
Transito por esa otra vereda
La simultaneidad de las cosas
Quiero esa vida simultánea mía
Donde las palabras no necesitan ser descifradas
Donde todo es lenguaje
Y donde ser uno mismo
No significa un atentado terrorista al sistema todo
Transito la otra vereda
De caminos líquidos y soleas inmortales
Habito
Y me visita una epifanía insolente
No quisiera dejarla
Sí, no hay epifanía que por bien no venga
Hoy la palabra vida se escribe con mar.