Mi alma saborea ese espacio ingrávido
donde el lenguaje se ha rendido
Un eco resopla en el cuerpo
y una danza se libra en mi nombre
Un eco resuena en mi cuerpo insubordinado
y el silencio se me instala
Maestro riguroso e intransigente
En una antigua profundidad
una rasgadura se abre
Se desvanece una trizadura ancestral
la rasgadura se convierte en belleza
En aquella profunda profundidad
existo sin pedir permiso
y soy sin pedir perdón.