jueves, octubre 04, 2007

Soledades sociales

Acurrucadas tras la oferta inocua del día

Cuanto vale el instante de entrega incondicional

Cuando cuesta la incertidumbre del amante

Cuantas cuotas para la desolación del hijo abandonado

Que tarjeta para comprar niños de las calles

Cuando se remodela la vitrina del desamparo

Quien regula el mercado negro de la vida

Cual es el combo del sucedáneo del amor

Hasta donde llega La plusvalía de la violencia

Cuanto aumentaron ayer las acciones de la hipocresía

A dónde van los excedentes del cinismo

Quien lee El prontuario de los sonrientes

A cuanto el kilo de dignidad

Cual es la imagen del despiadado del mes

Cual el jingle del obsceno vivir de los poderosos impudorosicos

Cual el de los que estamos fuera del casting

Cual es el ranking del desamor

Cual el horario Premium de la soledad

Cual es el solarium de la neurosis

Cuanto crédito para acumular egoísmos

Sacar a mil Soledades sociales.





Antojo de primavera
Se me antoja Llorar los gritos
A moco suelto
Gritar los llantos
Hasta la afonía
Calmar alguna sed
Desmesuradamente
Usurpar algún segundo lúcido

Con la agilidad de un niño
Subvertir la realidad amorosamente
Transmutar los sentidos concientemente
Irrumpir en las quietudes
Asaltar un beso
Recorrer un cuerpo
Sumergirse en un deseo
Explorar alguna calle vieja
Saltar SoplarRodar
Salpicar toda el agua de las viejas tristezas
Embarrarse de las ridiculeces todas
Reír, reír fuerte burlando la estrechez mental
Sacar de quicio la racionalidad bruta e indolente
Zapatear la cordura paralítica
Remojarse en los charcos de la sencillez
Tirar piedras al mar
Tocar timbres salir corriendo
Ignorar las premuras de las definiciones
las categorías clasificaciones los ordenamientos
Estructuras agónicas que dejan fuera la vida ruidosa y libre…
Detener el tránsito y abrazarse a mediodía
No encender la luz una noche y escribir un poema mundial
Expiar lo innecesario de lo innecesario
Botar equipajes por la ventana
Detenerse frente a un crepúsculo
Hacer la mueca a la inmediatez de un siglo cegado y obstinado
Hacerle bigotes a la gravedad de los adultos civilizados
Y sí, Besar la muerte dulcemente
Y por que no vivir, vivir sin tregua!
Como un antojo de primavera



Alma subversiva
Subversivo el lenguaje y las imágenes
Subversivo el amor y su trascendencia
Subversivo el arte de las cotidianías…
Abrazo lo subversivo
pues la realidad se me antoja mudaa veces quieta
tantas veces mutante
Subvertir lo propio y trascender
nadar en el océano desmesurado de esta especie indescifrable
k mas k nadar en los adentros de lo indecible
En mi vida subvertida la muerte no invade y la vida no obliga
En mi realidad subvertida la lógica es una falacia
En mi amor subvertido no hay desmesura
En mi horizonte subvertido el limite es un principio
En mi estancia subvertida la permanencia un delirio
Y así hasta el fin Me sopla, me sopla….Mi alma subversiva.




El arte de las cotidianias
Sollozar un perdón indecible
Calmar una sed impropia
Pronunciar las palabras que no encuentran letras
Abrazar cuerpos distantes
Oler de cerca las pertenencias
Quedarse en algún segundo, estar
Mirar a los ojos, aun cerrándolos
Tocar cuando se toca
Pensar sin ruido
Amar sin preguntas
Respirar en silencio
Transparentarse
Dar.
El arte de las cotidianias.

3 comentarios:

Aristóteles dijo...

Que textos tan deliciosos los tuyos... siempre.

Sé que mi texto va a sonar trillado, pero tiene mucho de realidad: Las mejores cosas de la vida son gratis.

No solo dar, sino DARSE. Esa es la cuestión.

Siempre tuyo, Hugo Alonso.

Aristóteles dijo...

Mis ojos, te extraño...

No me dejes de mirar.

Aristóteles dijo...

No me canso de disfrutarte -de repasar tus textos-.

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Me emocionó mucho tu ultimo comentario.

Te mando mucha esperanza.