Noche de palabras Idas...

Vértigo de ausencia
se me escapan
verdades

Revoltijo de amor
y la trampa del tiempo

Acertijo de aburrimiento
Tedio y temblor


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LA VUELTA A MI EN OCHENTA ALMAS.

El riel que me trajo venia torcido
y con gotas de sangre que el viento no quería volar.
Pálida rasgadura de los miedos,
Grotesca mueca desde los impulsos.

Contorciones, convulsiones, líquidos colgando.
Trasvasijada mil veces huida,
Retorno a la estación
Orgullosamente más vieja,
Encantadamente más niña,
Peregrinando en silencios conquistados,
Para escribir solo aquello que ha de ser escrito.

Cuando siento que el silencio se presenta inapelable.
La tristeza es un pájaro que emigra,
Mas siempre, en alguna parte,
Anida silencioso.

Y en los ojos a veces una mirada
Puede destellar su huella.
Pájaro silencioso
Penetrante fugacidad demoledora
y el pestañear del alma.

Desde la ventana
Suelto hojas con canciones secretas,
Esperando acallar un largo viaje,
Vierto la maleta y me aliviano de tantas prisas.

Desvíos, carreteras oscuras, curvas agónicas,
Inertes estancias, dolientes demonios comiendo silentes fantasmas,
Punzantes irrealidades ocultando despertares fugaces.
Insomnios y mañanas eufóricas,
Entre calidos pueblos escondidos.
Y fervientes mundos paralelos.
Laberintos de milenios, lenguajes mudos,
Memoria de futuro, muertes de la muerte,
Expiran el resplandor de mis viejos y cansados refugios.



La ventana dejo entrar una brisa de poesía constante,
y les otorgan una despedida en fa,
Una bastedad de colores trasluce una exactitud oceánica
Abriendo mágicos amaneceres de otra sinfonía,
Mientras vibro en los huesosSostenida en un do mayor.